lunes, 30 de junio de 2008

Avalón: la tumba del Rey Arturo y el País de las Hadas


Un paraíso de eterna primavera en el que nadie envejecía, donde la paz era perpetua y donde no existía la fatiga, pues la tierra era pródiga en frutos: era Avalón. Era también semejante a otros reinos míticos como la Atlántida, cuyos habitantes gozaban de una Edad de Oro. Avalón era conocido como el lugar donde fue llevado el rey Arturo para ser curado de sus heridas tras su última batalla en Camlann.


Un escritor del siglo XII, Geoffrey de Monmouth, fue el hombre que popularizó el vínculo de Arturo con Avalón en su imaginaria Historia regum Britanniae. El libro se convirtió en un éxito medieval, dejando establecido el nombre de Avalón como el último destino conocido de Arturo. En un libro posterior, Vita Merlini, Geoffrey describe Avalón como una isla: «Se llama Isla Afortunada... el grano y la uva se dan sin cuidado alguno, y en los bosques crecen los manzanos sobre la hierba bien cortada. La tierra ofrece espontáneamente... todos los frutos en abundancia.» La isla estaba habitada por nueve hechiceras, siendo gobernada por la principal de ellas, Morgana (el hada Morgana), que se comprometió a curar a Arturo si él permanecía allí.
En 1191, época en que las leyendas del rey Arturo cobraron gran popularidad, la cuestión de lo que le había ocurrido después tomó un nuevo giro. Los monjes de Glastonbury, una ciudad del oeste de Inglaterra, anunciaron que habían exhumado sus restos del camposanto de su antigua abadía, junto con una cruz de plomo que proclamaba en latín: «Aquí yace sepultado el renombrado rey Arturo con Ginebra, su segunda esposa, en la isla de Avalón.»

Avalon o Avalón es el nombre de una isla legendaria de la mitología celta en algún lugar de las islas Británicas donde, según la leyenda, los manzanos dan sabrosas frutas durante todo el año. El mismo nombre del lugar derivaría de la palabra celta abal, manzana.
Se dice que la palabra Ávalon es una adaptación de la palabra celta Annwyn, que designa al legendario reino de las hadas, pero, ya en el siglo XII, Geoffrey de Monmouth pensaba que el nombre deriva de la traducción de "isla de las manzanas". Esto es altamente probable, debido a que, en el idioma bretón, manzana se dice aval, y en idioma galés se dice 'afal' (con la pronunciación de la "f" como "v").

La isla legendaria fue utilizada como morada de brujos y hadas en numerosas fábulas de origen celta, siendo más conocida por su relación con las leyendas artúricas. Según la leyenda, tras la muerte del Rey Arturo en la batalla de Camlann, su cuerpo fue llevado para que reposara en la isla al cuidado de reinas hadas y de su hermanastra Morgana Le Fay. De acuerdo a otras leyendas, Arturo simplemente duerme (debajo de una Colina Hueca) y espera el momento para regresar como Rey de Inglaterra.


Otras historias cuentan que este fue el lugar en el que Jesús de Nazareth desembarcó en las islas británicas en compañía de José de Arimatea y que, años más tarde, fue el lugar en el que se erigió la primera iglesia de Gran Bretaña. Posiblemente esto se refiera a la iglesia de Glastonbury.
Teniendo en cuenta la referencia a las manzanas, ha habido también quien ha relacionado los mitos celtas de Avalón con el helénico Jardín de las Hespérides.
En cualquier caso, el mito más importante asociado al lugar siempre ha sido el artúrico, fundamentalmente gracias a la aportación de Thomas Mallory en su Le Morte d'Arthur, referencia esencial de toda la literatura posterior sobre la historia del célebre rey.

¿Dónde está Avalon?
La leyenda sitúa Ávalon en algún lugar no especificado de las Islas británicas, aunque ya a principios del siglo XI algunas de las tradiciones artúricas indican que este lugar puede estar situado en Glastonbury, donde antes de que la zona de la llanura de Somerset fuera dragada, existía una colina (Glastonbury Tor) que se elevaba como una isla en medio de los pantanos. Según el cronista medieval Giraldus de Cambrai, Durante el reinado de Enrique II, el abad Hernry de Blois patrocinó una búsqueda en la zona, lo que, al parecer, llevó al descubrimiento de un enorme ataud de roble con una inscripción que rezaba Hic jacet sepultus iclitus rex Arthurus in insula Avalonia. ("Aquí, en la isla de Avalón, yace el Rey Arturo"). De Cambrai cuenta como los restos fueron trasladados en una gran ceremonia a la que asistieron el Rey Eduardo I y su consorte, y, según él, ahora estarían en el altar mayor de la abadía de Glastonbury, sitio que se convirtió en un foco de peregrinaje hasta la reforma anglicana.


En cualquier caso, actualmente se considera que la asociación de Glastonbury y Avalón no es sino un fraude. Los motivos son varios, entre ellos la propia inscripción, que parecería más adecuada al estilo del siglo X, muy lejos de los siglos V y VI en el que presuntamente Arturo vivió y murió. Por no mencionar la falta de referencias contemporáneas al descubrimiento, hecho que no habría pasado desapercibido. Todo esto hace pensar que la historia fue creada por la misma abadía para aumentar su reputación.

Algunos estudiosos de las leyendas artúricas han situado Avalón en la Ile Aval, en la costa de la Bretaña, mientras que otros la han ubicado en Burgh-by-Sands, en Cumberland, junto a la muralla de Adriano, donde se levantó el fuerte romano de Aballava, y otros más cerca de Camboglanna, en lo que ahora se llama Castlesteads.

En cualquier caso, como se ve, muchos son los que reclaman para sí la verdadera ubicación de la isla de las hadas. Parece que las brumas de Avalón cubren con su mítico velo el lugar de reposo de Arturo Pendragon.

miércoles, 25 de junio de 2008

Las principales festividades



Además de conocer a los dioses, es muy interesante cómo se aplicaba su culto en la vida cotidiana. Como en otras religiones, los celtas también tenían fiestas religiosas. Veamos...


Los celtas tenían cuatro grandes festividades en el año:Imbolc,Beltaine,Lughnasad y Samhain.


Han llegado referencias de las cuatro grandes fiestas que se celebraban en tierras de Irlanda y que pudieron tener vigencia también entre los celtas de otras tierras. Cada uno de tales festejos marcaba el comienzo de una estación.


A primeros de nuestro febrero, se celebraba Imbolc; a primeros de mayo, el Beltaine; a primeros de agosto, el Lughnasad y a primeros de noviembre, el Samauhin o Samhain. El primero de febrero, Imbolc, se ha mantenido como fiesta de santa Brígida; fue designada también "oimelec", señalando el momento en que los corderillos empezaban a mamar. Durante esta celebración, era costumbre el lavado ritual de manos, pies y cabeza. Era, pues, un momento de purificación.


El primero de mayo, se celebraba el tiempo de Beltaine, primero de mayo, llamado también "cetamain", que marcaba la llegada del buen tiempo. Los druidas encendían hogueras y era costumbre que el ganado las atravesara para que, de aquel modo, quedasen libres de enfermedad durante el año. Se ha indicado que la expresión "tane" significaba "fuego". En conjunto, el vocablo "beltane" o "beltene" venía a significar "buen fuego" o "fuego luminoso". Esta fiesta conmemoraba el momento en que los Tuatha de Dana pusieron pie en Irlanda, tras quemar las naves que les habían conducido, para expresar de aquel modo su vocación de establecerse en el lugar al que habían llegado. En relación con lo expuesto anteriormente, lo primero que se hizo al pisar nueva tierra, fue encender un fuego.


La expresión "Lughnasad" significa "recuerdo de Lug" y este recuerdo se dirigía también, con afecto y reconocimiento, a su nodriza, la princesa Taïltiu, hija del rey Maigmor, de la península Ibérica, la cual cuidó a Lugh hasta el momento en que pudo llevar armas. En honor a tal dama, el dios estableció juegos y torneos. Estas celebraciones marcaban el comienzo de las cosechas y, en Tara, tenía lugar la gran celebración común de todas las tribus.


El vocablo "lughnasad" también se ha traducido como "matrimonio de Lug" y, en este caso, Taïltiu, como "tierra o suelo", se convertiría en esposa del dios. Durante este momento del año, se establecían, entre las familias, las futuras uniones de los hijos. Lughnasa se celebraba el 1 de agosto.


Pasemos a considerar ahora la fiesta Samauhin o Samhain que se conmemoraba el primero de noviembre, "fin de verano", sam-fuim, vocablo que también ha recibido el significado de "reunión". Tierra abierta, espíritus, encantamientos para que la tierra pueda ser fértil una vez más y así poder asegurar el futuro de los celtas. Samhain, el Festival Céltico más importante, marcaba el principio de su Nuevo Año –el 31 de octubre– que se celebra ahora como Halloween o la noche de todos los Santos.


En Irlanda, se encendía un fuego en el centro del poblado al que acudían las gentes para conseguir llamas que activasen un nuevo fuego en sus hogares. Era el tiempo de los "espíritus". Las puertas del más allá quedaban abiertas; se fundían dos dimensiones, las de los vivos y las de los muertos. También se celebraba, durante tal día, la "unión" del dios Daghda y de la diosa Morrigu, señora de los espectros, que proporcionó a su amante indicaciones precisas para vencer a los fomoré, los cuales curiosamente, eran precisamente unos seres fantasmagóricos con matiz demoníaco.


Según la arquetípica relación entre fecundidad y los mundos inferiores o infernales, la unión de Morrigu, la dama terrible - la futura Morgana - y Daghda, el buen dios, expresa la relación entre sexualidad y fecundidad. Por ello, las celebraciones, que tenían lugar durante este día, mostraban un acusado carácter agrícola. Daghda descubrió a Morrigu cuando la dama se iba a bañar en el río Unius, e hicieron el amor no lejos de las aguas, en un lugar que aún hoy se conoce como "lecho del amor". Actualmente conocemos esta festividad con el nombre de Hallowen, con figuras típicas como Jack O´Lantern, una calabaza con ojos y boca que sonrie malévolamente mientras tiene una vela encendida en su interior.

domingo, 8 de junio de 2008

Los principales dioses: Tutatis



"¡Por Tutatis!"


Y ya que conocemos a Belenus, Tutatis, el dios de la guerra, no podría faltar.


Teutates (también llamado Tutatis) es la deidad de la unidad tribal masculina del panteón galo según la antigua mitología celta. Fue el antecesor de los hombres y su legislador, guardián, árbitro así como el defensor de sus pueblos. Formaba parte de los "Dioses de la noche" junto a Esus y a Taranis.


Es conocido por ser una expresión usual (¡Por Tutatis!) para los galos de las historietas de Astérix, de Goscinni y Uderzo

Teutates puede derivar del proto-céltico *teutāto-, que significa "unidos tribalmente". Se ha sugerido que el nombre significa "padre de la tribu", formado teut- (dios) y -tat (padre) , pero si fuera así, el nombre esperado sería *Teutahatres.

Se lo veía como espíritu de guerra, productividad, constructividad y riqueza. También se lo conoce como Albiorix ("rey del mundo") y Caturix ("rey de la batalla"). Se le ofrecían sacrificios humanos para apaciguarlo y como medio de redención. Parece haber sido más bien un espíritu de la unidad y armonía de la tribu (a veces confundido con Ogmios). Cada tribu tenía su propio Teutates. En todas las inscripciones a la que se le hace referencia se le asocia a Marte, por lo que no se sabe si Teutates era un calificativo divino aplicado a este planeta, o bien era el equivalente al Dios Romano Marte y era como él una divinidad guerrera.


En sus rituales era común hacer un sacrificio humano donde las víctimas ofrecidas a él eran consumidas por el fuego, en actos que se realizaban sobre todo en la guerra. Generalmente dichas víctimas eran cautivos de guerra, que se ofrecían a este dios en un acto meramente religioso, quemándolo junto a todos los botines de guerra que se hubiesen obtenido en batalla. Fueron los galos establecidos en Asia los que introdujeron esta costumbre en el resto de las tribus.

martes, 3 de junio de 2008

Los principales dioses: Taranis



Aunque Taranis no fue un dios tan conocido como otros, también se cultivó su culto. Y más vale que no nos olvidemos de él, pues es un dios tan poderoso que bien nos podría atacar con su rayo.


Taranis es un dios de la mitología celta, cuyo culto se desarrolló sobre todo en la Galia, Asturias y la Bretaña romana.


Era el dios del trueno, la luz y el cielo, representado como un hombre con barba a pie o montado caballo, portando en una mano un rayo o una rueda, o en ocasiones ambas cosas. Formaba parte de la triada llamada "dioses de la noche" junto a Esus, dios o señor de los árboles, y Teutates, dios guerrero. Al igual que su compañero Teutates, también simbolizaba la lucha; druidas le dedicaban sacrificios, para calmarlo, ya que sus creencias atribuían a Taranis las tempestades y las tormentas, pudiendo "hacer caer el cielo sobre sus cabezas".


Su nombre proviene de taran, trueno, y podría asemejarse con Thor, de la mitología nórdica, o Júpiter, de la romana.